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Tendencias y hábitos de consumo en vino para 2018

El nuevo año se acerca y siempre es interesante conocer y analizar las previsiones y las expectativas que marcarán el sector vinícola.

El nuevo año se acerca y siempre es interesante conocer y analizar las previsiones y las expectativas que marcarán el sector vinícola durante 2018.

El presente año

Los estudios afirman que 2017 se despide mostrando una tendencia al alza en lo que a consumo y ventas de vino se refiere. Las exportaciones siguen en ascenso como ocurrió en 2016, pero cuesta aumentar el precio medio al que se exporta, aunque éste haya repuntado levemente. Del mismo modo, el vino exportado es más etiquetado y menos a granel.

Esta se suma a la tarea pendiente de lograr que siga aumentando la cifra del consumo interno que ronda los 21 litros per cápita de los 1.000 millones de litros consumidos al año, según apunta el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Pese a que este dato se mantiene estable desde hace cuatro años, Rafael Del Rey, Director General del Observatorio Español del Mercado del Vino, afirma que “les permite ser optimistas”. 

Hay que recordar que aunque el mercado foráneo sea uno de nuestros fuertes al ser España el mayor país exportador de Europa, la cantidad ha disminuido en pro de la calidad. Exportamos menos pero mejor. La clave fundamental “es tener producciones equilibradas con nuestras posibilidades de venta”, dijo Del Rey.

Un nuevo público, una nueva conquista 

Los Rioja, Ribera del Duero, Rueda y Rías Baixas mantienen su reinado incuestionable, pero las nuevas generaciones carecen de referencias y fidelidad y buscan algo más. Surgen nuevas opciones más atractivas a ese público al que todos desean conquistar. Este hecho ha favorecido el nacimiento y penetración de productos diferentes a lo habituales.

Este nuevo público no siente la necesidad de saber para poder beber y es curioso y mucho más abierto y receptivo a probar novedades. Pero, a su vez, busca y compara la información y las opiniones vertidas en internet, dándole además importancia a las sensaciones que la botella, etiqueta o diseño puedan transmitirle.

Bajo estas premisas, comienza a modificarse el comportamiento de elaboradores y bodegas. Así como el lenguaje de comunicación donde el tono se ha vuelto más directo y cercano y menos técnico, al alcance de cualquiera.

No podemos negar que lo ecológico está de moda y cada vez despierta más interés en los consumidores concienciados. Aunque representan un nicho limitado por el rango de precios propio de estos productos, estos vinos van ganando hueco en el mercado nacional de forma más tímida que en países de mentalidad bio. Gran parte de nuestros vinos ecológicos y naturales se beben en Europa, por lo que las bodegas nacionales están animándose a buscar ese mismo nicho en nuestro país.

Estamos ante una etapa en la que despuntan los vinos más ligeros, fluidos y amables, fáciles de beber, con menor concentración y alcohol. Puede interpretarse como un nuevo rumbo para el sector con la nueva oportunidad de captar este tipo de público.

La tierra, el orígen como factor diferenciador

En los últimos tiempos el suelo sobre el que se aposentan las vides va adquiriendo mayor importancia y valor. Por esta razón, los vinos de terruño van cogiendo protagonismo por su valor diferenciador. Así se han colocado en el mapa denominaciones como Montsant, Priorat, Ribeira Sacra, Bierzo, Calatayud o Sierra de Salamanca, sirviéndose de unas condiciones geológicas y climáticas muy particulares.

Son vinos que reflejan su origen en vez de rendirse a los brazos del perfil que funciona. El pueblo, la finca o la parcela son conceptos de enorme actualidad y muy valorados.

Los rosados y los vinos de Jerez también son muy demandados, aunque apenas se note en el cómputo de ventas. El consumo de los rosados es estacional, aunque aparezcan marcas de perfil provenzal pálidos fuera del período estival, en su mayoría con un grado más contenido, frutales y frescos, lo que favorece la adhesión de nuevos adeptos. 

Pese a que se llegó a hablar de la sherry revolution en los de Jerez, su consumo sigue resintiéndose levemente. Algo que puede cambiar gracias a la pedagogía de sumilleres y grandes embajadores que están despertando el interés. Ya comienzan a despacharse en barras por copas.

Buscando la calidad

Está claro que las tendencias y hábitos de consumo sobre vino van variando a lo largo de los años con las nuevas generaciones. La dirección a tomar es la de perseguir que lo que se beba sea de calidad, tanto en el consumo nacional como en el que se exporta. 

Así lo apunta Rafael Del Rey: “No es tanto vender más sino vender mejor, generar más valor, y eso se logra por dos vías: mejorando más el envasado, e incluso en los graneles más caros, y cambiando los clientes. No es lo mismo vender a Francia (mercado de graneles baratos) que aumentar el comercio con Reino Unido, Rusia, China o Estados Unidos. Y esto es lo que viene aconteciendo en los dos últimos años”.

En todo caso, según los últimos datos publicados, el pasado mes de julio el precio medio anual del vino envasado estaba en 2,18 € /litro, mientras que el del granel se situaba en 0,43 €/litro. Entre ambos, ha subido la media global 1,22 €/litro.