¿Has oído alguna vez hablar del cuerpo del vino? Se trata de una característica que todo enolover intenta detectar y describir en una cata o degustación, o cuando quiere hacer una observación sobre el mismo.
Parece (y es) sencillo describirlo, pero tras la sensación en boca que se aprecia al catar un vino, se esconde una serie de aspectos que suman un sentido a esta terminología o tecnicismo vinícola. Pero, ¿a qué hace referencia exactamente? ¿Qué aspectos importantes hay que tener en cuenta? ¿Cómo describirlo? Resolvemos las dudas más frecuentes.
¿Qué es el cuerpo del vino?
Ante todo, debemos saber que es un parámetro muy importante para los profesionales del sector a la hora de valorar la calidad de este líquido. El cuerpo del vino, por definición, es un parámetro que mide la densidad y la consistencia del vino que estamos degustando.
No es complicado de apreciar si somos capaces de concentrarnos en las sensaciones que el caldo nos produce en boca. Con la práctica incluso seríamos capaces de intuirlo en la fase visual.
¿Cómo podemos apreciar el cuerpo del vino en una cata?
Es esencial interpretar de manera correcta el cuerpo del vino. Por este motivo, nos gustaría explicar algunas de las claves y aspectos más relevantes que debemos tener en cuenta:
- Si el vino tiene mucho cuerpo, llena la boca hasta el punto de poder intuir la sensación de masticarlo. Estos vinos también suelen ser denominados “vinos de copa lenta”.
- El cuerpo del vino podemos distinguirlo en la fase de cata visual, ya que no se observa transparencia en los vinos con mucho cuerpo.
- Las expresiones que más se utilizan para hablar del cuerpo del vino son: buen cuerpo, mucho cuerpo, cuerpo ligero, cuerpo medio…
- No existe un cuerpo bueno o malo estándar. El cuerpo del vino responde a la expresividad que éste quiere transmitir. Algunos enólogos buscan en la elaboración vinos con cuerpo que mariden a la perfección con ciertas carnes, otros prefieren expresar el carácter del terruño con vinos de cuerpo ligero porque la gastronomía local hace que el vino tenga mejor aceptación… No debemos estandarizar el cuerpo del vino en base a si el cuerpo es bueno por tener mucho o poco.
- Tampoco debemos estandarizar el cuerpo con la zona vinícola. Antes había zonas en las que los vinos tenían mucho cuerpo, como Cariñena o Toro, pero ya no es un patrón a seguir.
- La densidad y cuerpo de un vino que ha tenido madera en su fermentación o crianza será mayor. Este detalle debe tenerse en cuenta a la hora de valorarlo. Por eso, no tiene sentido comparar el cuerpo de un vino joven y un crianza, sea tinto o blanco, pues simplemente son diferentes.
- Cuidado con las tendencias y modas. Antes eran habituales los reservas con muchísimo cuerpo y en ocasiones eran imbebibles sin un buen acompañamiento. La moda cambia y no debería sorprendernos disfrutar un crianza de densidad o cuerpo ligero.
- El maridaje puede influir en la percepción del cuerpo del vino. En una cata sin maridaje la percepción suele ser muy fiel. Y es que los alimentos pueden cambiar sensaciones sobre la valoración del cuerpo.
- Un vino con mucho cuerpo es inconfundible. Marca la experiencia para bien o para mal.
- Hay enolovers que confunden el equilibrio con el cuerpo del vino. Es cierto que un vino equilibrado tiene que tener un cuerpo en armonía, pero tener buen cuerpo no significa que sea equilibrado, pues olvidaríamos el resto de aspectos organolépticos que lo determinan.
¿Qué aspectos añadirías a tener en cuenta? Cuéntanoslo en los comentarios y comparte este artículo en redes sociales si te ha resultado de interés. Para finalizar, os dejamos este vídeo de Wine to you que resume las características más importantes. ¡A disfrutarlo!