Una vendimia tardía que vaticina buenos presagios
09/05/2018
Los productores esperan mejorar los datos de cosecha desastrosos obtenidos en 2017, aunque el exceso de lluvia acumulada obliga a extremar las precauciones.
 

La vendimia es un período que suele variar entre los meses de agosto y octubre de cada año en los países situados en el hemisferio norte. Este año se han sentido nervios en las trece denominaciones de origen vitivinícolas de Castilla y León. ¿La razón? En la vendimia es donde se juega el trabajo de todo un año.

Pero una cosa tienen clara. Y es que este año será mejor que su predecesor, un desastre agravado por los efectos de la sequía y las heladas tardías. Sin embargo, este año el exceso de agua ha obligado a los viticultores a estar muy pendientes de la planta y aplicar tratamientos para prevenir y evitar enfermedades fúngicas que no todas pudieron eludir. Pero las sensaciones son buenas y se espera que la uva sea de gran calidad.

La DO más benjamina, la de Cebreros, inició su vendimia el 10 de agosto. Lo hizo con el albillo real, la variedad de blancas más temprana, sana a pesar de las lluvias y del temido mildiu. Es su segunda vendimia como DO y la evolución es positiva: han pasado de 180 hectáreas inscritas a unas 300, y siguen sumando. Ese aumento, junto a las condiciones dadas este año, hacen que se estime un incremento de la cosecha y pasando de los 630.000kg recogidos el año pasado al millón.

La recolección en Rueda arrancará en septiembre. Algo más tarde de lo habitual. Con una producción de 100/110 millones de kg, se prevé una campaña «norma» en cantidad y buena en calidad. Entre el 7 y el 10 de septiembre esperan comenzar en Sierra de Salamanca, donde la uva presenta una calidad muy interesante, aunque menos cuantiosa por hectárea, pero suma más viñedos a la DO (pasando de 50 en 2010 a 115 en 2018). Estiman una cosecha de unos 325.000 kg, ligeramente por debajo de la pasada.

A mediados de septiembre esperan comenzar en la DO Bierzo, donde no se atreven a hacer cábalas sobre la cantidad, mermada por la afección de alguna enfermedad en las cepas, pero aseguran que la calidad es óptima. También para esa fecha confían en poder comenzar en Cigales, que evadieron los hongos aplicando tratamientos preventivos. La calidad de sus uvas pinta bien y despierta buenas sensaciones tras un 2017 que redujo a la mitad la cosecha. Confian en recoger 8 u 8,5 millones de kg tras los 5,5 kg de 2017.

Entre el 15 y 20 de septiembre quieren arrancar en Toro con una cosecha de entre 21 y 24 millones de kg. A final de mes esperan comenzar en Arribes, habrá que estar pendientes del tiempo. Estiman recoger un millón de kg al bajar el número de hectáreas de la denominación por la regularización.

Enfermedades, heladas, granizo...

En Tierra de León, se prevé que la cosecha llegue la segunda quincena de septiembre según el Consejo Regulador. Las lluvias y las temperaturas no excesivas han retrasado el ciclo y han hecho de éste un año difícil que obliga a extremar precauciones para evitar enfermedades que estropeen la cosecha, cifrada en unos 2,5 millones de kg, la mitad de lo usual. Y es que tras el daño de las heladas de 2017 donde la producción cayó un 70%, las plantas tardan un año o dos en recuperarse.

A final de septiembre o principios de octubre comenzarán en Tierra del Vino de Zamora. Las vides tienen bastante carga de uva que mermará por enfermedades fúngicas y hongos debidos al exceso de humedad acumulada. La lluvia ha hecho que la maduración avance de forma desigual, por lo que estiman un año complicado, ya que, con 850.000 kg en bodega, no todo valdrá.

El envero ya está terminando en la DO de Castilla y León, Ribera, donde a final de septiembre esperan iniciar la vendimia. Sin enfermedades, aunque habiendo sufrido hielo y granizo, prevén cosechar 100 millones de kg, no como en 2017 que apenas superaron los 55.

En Valtiendas, esperar arrancar para el Pilar con la producción habitual tras un año de heladas, pedrisco, enfermedades..., pero con la esperanza de una calidad alta. Y hasta octubre no parece comenzar en Arlanza, donde ya aseguran que no alcanzarán las cifras de un año normal, quedándose en unos 800.000 kg de uva, por los daños de las heladas de mayo.

Sea como fuere, esperamos y deseamos que estas previsiones sean aún más felices de lo que se preve y podamos disfrutar así de una añada de gran calidad de nuestros caldos favoritos.